miércoles, 28 de diciembre de 2016

DE LA BIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO A LOS FUNDAMENTOS OLVIDADOS DE LO HUMANO EN HUMBERTO MATURANA Por ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA D. Phil

Humberto Maturana por Adolfo Vásquez Rocca, Escuela Matríztica; Magíster  en Biología Cultural



DE LA BIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO A LOS FUNDAMENTOS OLVIDADOS DE LO HUMANO EN HUMBERTO MATURANA

Dr. Adolfo Vásquez Rocca 

CITAR:
Referencia 
VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo,  
 

Dr. Adolfo Vásquez Rocca



SEMINARIO: DE LA BIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO A LOS FUNDAMENTOS OLVIDADOS DE LO HUMANO EN HUMBERTO MATURANA

Semestre de otoño

ESCUELA DE PSICOLOGÍA UNAB:
Prof. Dr. Adolfo Vásquez Rocca



I- CURSO: MATURANA Y NIETZSCHE


Descriptor


  • El Curso se constituye como un espacio de investigación y experimentación a partir de preguntas que dan cuenta del desarrollo continuo de los ámbitos epistemológicos, comprensivos y explicativos que se generan a partir de abstracciones de las coherencias del vivir en los ámbitos generados por la Autopoiesis, la Deriva Natural, la Biología del Conocer, la Biología del Amar, el Conversar Liberador y el habitar biológico-cultural en las Organizaciones y Comunidades Humanas.
  • Se exponen los fundamentos de la teoría del conocimiento de Humberto Maturana, que surgen de tres preguntas: ¿Cuál es la organización del ser vivo? ¨¿Cuál es la organización del sistema nervioso? ¿Cuál es la organización del sistema social? Maturana desarrolla una teoría sobre la organización de los seres vivientes y la naturaleza del fenómeno del conocer basada en la autonomía operacional del ser vivo, proponiendo una descripción del operar cognoscitivo del ser vivo sin referencia a una realidad externa.
  • A partir de sus investigaciones sobre las distinciones cromáticas en la percepción de los colores, Maturana pone en duda la objetividad científica y plantea la imposibilidad de distinguir en la experiencia, entre percepción e ilusión, entre verdad y error (distinción que se hace comparativamente en referencia a otra experiencia que se considera válida), considerando que para explicar los fenómenos de la percepción es necesario entender cómo opera el sistema nervioso. Define este operar como una red circular cerrada de cambios de relaciones de actividad neuronal. Es así que junto a Francisco Varela, Maturana acuña el término autopoiesis para referirse a “la organización que define y constituye a los seres vivos": “Una unidad compuesta cuya organización puede ser descrita como una red cerrada de producciones de componentes que en sus interacciones constituyen la red de producciones que los producen, y especifican su extensión al constituir sus fronteras en su dominio de existencia es un sistema autopoiético".
  • Se esbozan controversias en torno a los sistemas de convivencia y dominios explicativos, la relación del lenguaje con la realidad, el rol constructivo del 'observador', la importancia de la experiencia estética, la reivindicación del emocionar humano y la constitución de lo patológico.
El Constructivismo reconoce al observador como constitutivo de lo observado. Este enfoque ontológico unitario permite explicar la experiencia humana como un espacio relacional. Y aunque biológicamente se nos describa como “homo sapiens”, existimos como seres humanos en un espacio que se constituye en la relación (emocional) con los demás.
De allí que se examinen y recreen los espacios de co-inspiración y colaboración desde el entender cómo el tiempo imaginario que generamos como noción explicativa, opera en el tiempo cero del presente cambiante continuo en del vivir cotidiano, conservando dolores, curiosidades, alegrías que fueron vividas en un pasado, como si estas fuesen validas en el ahora vivido, y por lo tanto dando lugar a sufrimientos y cegueras que no pertenecen al presente siendo vivido ahora.

Dr. Adolfo Vásquez Rocca


PROGRAMA:

CONTENIDOS:


  • Maturana y Nietzsche: la biología del emocionar y el hombre como animal de ficciones.
  • De la voluntad de poder a biología del emocionar
  • Aproximación estético-epistemológica a la concepción biológica de lo literario.
  • Ontología del Explicar(se); carácter generativo de las explicaciones científicas.
  • Percepción e Ilusión, Sistema Nervioso y Cognición.
  • Ontología del lenguaje y mundos interpretativos
  • La constitución de lo patológico.
  • La Realidad: ¿Objetiva o Construida?
  • Contribuciones a constructuctivismo, El ojo del observador en Maturana y el perspectivismo en Nietzsche
  • Sobre verdad y mentira en sentido extramoral (Nietzsche)
  • El hombre como animal de ficciones.
  • De máquinas y seres vivos.
  • La objetividad un argumento para obligar
  • El Sentido de lo Humano; Desde la Biología a la Psicología.
  • Conversación [operaciones en dominios de consensualidad] y desacuerdo(s).
  • Amor y juego. Fundamentos olvidados de lo Humano
  • Transformación en la Convivencia
  • El desacuerdo y la disidencia: la descalificación de la legitimidad del “mundo del otro”.
  • Acción comunicativa, emotiva-dialógica consensual.
  • Facialidad1, protracción y proceso de antropogénesis.
  • Ecología de lo humano y Autopoiesis
  • Epistemología Unitaria y Relatividad Fundamental
  • Arquitectura Sustentable en Espacios de Transformación Cultural
  • Percepción e Ilusión, Sistema Nervioso y Cognición.
BIBLIOGRAFÍA:


- MATURANA, Humberto, Emociones y lenguaje en educación y política. Santiago, Ediciones Pedagógicas Chilenas, colección Hachette/ Comunicaciones, 1990, 98 pp. [ Links ]


- MATURANA, Humberto, El sentido de lo humano. Santiago, Ediciones Pedagógicas Chilenas, colección Hachette/Comunicación, 1991, 315 pp. [ Links ]


- MATURANA, 1993 Biología del conocer (Viviendo juntos: lenguaje y biología). The Newfield Group, 1993 (Impreso y/o Vídeo)


- MATURANA, Humberto, Desde la biología a la psicología. Santiago, Editorial Universitaria, 1995


- MATURANA, Humberto, La realidad objetiva o construida? (fundamentos biológicos de la realidad). Santiago, Editorial Anthropos/Iteso/U. Iberoamericana, 1995, 162 pp.


- MATURANA, Humberto, La objetividad, un argumento para obligar. Santiago, Dolmen Ediciones, 1997, 149 pp.


- MATURANA, Humberto; BLOCH, Susana, Biología del emocionar y el Alba emoting, respiración y emoción (Bailando juntos), Santiago, Dolmen ediciones, 1995


- MATURANA, Humberto, VARELA, Francisco, De máquinas y seres vivos. Santiago, Editorial Universitaria, 1972.


- MATURANA, Humberto, VARELA, Francisco, El árbol del conocimiento. Santiago, Editorial Universitaria, 1990


- MATURANA, Humberto, Amor y juego, fundamentos olvidados de lo humano, desde el patriarcado a la democracia. Santiago, Editorial Instituto de Terapia Cognitiva, 1993


- DÖRR, Otto, Espacio y tiempo vivido (Estudios de Antropología Psiquiátrica). Santiago, Editorial Universitaria, 1996


- ECHEVERRÍA, Rafael, Ontología del lenguaje. Santiago, Dolmen ediciones, 1994


  • VARELA, Francisco, Conocer (las ciencias cognitivas, tendencias y perspectivas). Barcelona, Editorial Gedisa, 1990.


  • VARELA, Francisco, De Cuerpo Presente: Las Ciencias Cognitivas y la Experiencia Humana, Barcelona, Editorial Gedisa, 1990.

  • NIETZSCHE, Friedrich, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral (1873); Madrid, Tecnos,1996.

  • NIETZSCHE, Friedrich , (1882) La gaya ciencia ( Die fröhliche Wissenschaft), Editorial EDAF, S.A., 2002, Madrid.

  • MATURANA, Humberto, La Constitución de lo Patológico, En Journal of Psychology, Vol. 9, (1), 1988.

  • MATURANA, Humberto y BLOCH A., Susana, Biología del Emocionar y Alba Emoting; respiración y emoción, Editorial Dolmen, Santiago, 1996

  • MATURANA, Humberto, Emociones y Lenguaje en Educación y Política, Ed. Dolmen Ensayo. 10ª Edición, Santiago, 2001. 
     
  • MATURANA, Humberto, Desde la Biología a la Psicología, Editorial Universitaria, Santiago, 2008

  • VAIHINGER, Hans, La voluntad de ilusión en Nietzsche. *Este ensayo se publicó originalmente con el títuloNietzsche und seine Lehre von bewusst gewollten Schein (Der Wille zum Schein), como parte del apéndice del libro de Hans Vaihinger Die Philosophie des Als Ob. System der theoretischen, praktischen und religiosen Fiktionen der Menschheit auf Grund eines idealistischen Positivismus. Mit einem Anhang über Kant und Nietzsche [La filosofía delcomo si. Sistema de las ficciones teóricas, prácticas y religiosas de la humanidad fundado en un positivismo idealista. Con un anexo sobre Kant y Nietzsche], 2.ª ed, Reuther und Reichardt, Berlín, 1913, pp. 771-790.

  • FOUCAULT, Michel. (1971):Nietzsche, la généalogie, l’histoire, en Dits et écrits (vol
    . 2, 1970-1975), París : Gallimard, 2001

  • BILZ, Rudolf, Sobre la participación emocional. Una contribución al problema del ser humano en su entorno, En R. B., Die unbewältigte Vergangenheit des Menschengeschlechts. Beiträge zu einer Paläoanthropologie].

  • VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "Nietzsche: de la voluntad de ficción al pathos de la verdad; aproximación estético‐epistemológica a la concepción biológica de lo literario", En EIKASIA, Revista de la Sociedad Asturiana de Filosofía SAF, Nº 46 - Noviembre  2012 -  ISSN 1885-5679 - Oviedo,  España, pp. 31 – 32:
    Resumen/
    Abstract: http://www.revistadefilosofia.com/46-02r.pdf



Dr. Adolfo Vásquez Rocca
Escuela de Psicología
Universidad Andrés Bello UNAB
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Escuela Matriztica
Universidad Complutense de Madrid
Eastern Mediterranean University - Academia.edu
E-mail:
adolfovrocca@gmail.com


1    Todo lo específico y singular que se anota en el rostro como rasgo de carácter o como patrón y línea de temperamentos regionales y propiedades adquiridas sólo puede entrar en el rótulo facial a través de la protracción del tierno entretenimiento del mutuo iluminarse de los rostros de madres e hijos en el período del bonding posnatal [MATURANA, Humberto y BLOCH A., Susana, “Biología del Emocionar y Alba Emoting; respiración y emoción (Bailando juntos)”, Su hacia aquí y hacia allá está anclado en antiguas sincronizaciones histórico-tribales de los juegos de ternura protoescénicos; es parte de un conjunto de esquemas innatos de participación bipersonal emotiva [BILZ, Rudolf, Sobre la participación emocional. Una contribución al problema del ser humano en su entorno, En R. B., Die unbewältigte Vergangenheit des Menschengeschlechts. Beiträge zu einer Paläoanthropologie].





1.- La Emoción en la Construcción de la Teoría; Crítica a la pretensión de objetividad en el conocimiento.1


Resumen:


La presente investigación, en torno a la Biología del conocimiento de Humberto Maturana, busca abrir un espacio de reflexión que examine y articule las preguntas que dan cuenta del desarrollo continuo de los ámbitos epistemológicos, comprensivos y explicativos que se generan a partir de abstracciones de las coherencias del vivir en los ámbitos generados por la Autopoiesis, la deriva natural, la Biología del conocer, la Biología del amar, el conversar liberador y el habitar biológico-cultural en las organizaciones y Comunidades Humanas. Se esbozan controversias en torno a los sistemas de convivencia y dominios explicativos, la relación del lenguaje con la realidad, el rol constructivo del 'observador', la importancia de la experiencia estética, la reivindicación del emocionar humano y la constitución de lo patológico.
El fundamento de la biología del amor y del conocer está en la ontología del observador –en el reconocer al observador como constitutivo de lo observado–. Desde esta perspectiva epistémica unitaria vivir es conocer –y mientras mayor sea la plasticidad estructural de un organismo, mayor será su capacidad de conducta inteligente en la interacción con otros–. De este modo, la experiencia humana se manifiesta en un espacio relacional. Y aunque biológicamente seamos homo sapiens, existimos como seres humanos en un espacio que se constituye en la relación emotiva con los demás, esto es, como homo sapiens amans,.
De allí que se examinen y recreen los espacios de co-inspiración y colaboración en Esferas animadas (Sloterdijk), desde el entender cómo el tiempo imaginario y las explicaciones ficcionales (Nietzsche) que generamos como nociones explicativas (desde el perspectivismo o constructivismo), opera en el tiempo cero del presente cambiante continuo del vivir cotidiano, conservando dolores, asombros y alegrías que fueron vividas en un pasado, como si estas fuesen validas en el ahora vivencial, y por lo tanto dando lugar a sufrimientos y cegueras que no pertenecen al presente efectivo. Existimos en un presente cambiante –en tiempo cero– existimos en el ocurrir de los procesos como arquitecturas dinámicas, y nosotros, observadores, existimos en particular en el presente continuo, de allí que el pasado y futuro sean sólo modos de hablar en perspectiva y cuando atendemos primeramente al pasado o al futuro –vividos como nostalgia o ansiedad– nos enajenamos de nuestro presente, y ello trae sufrimiento y cegueras (remordimientos o temores anticipatorios). Si bien vivimos en el tiempo, el tiempo es un constructo explicativo que usamos para explicar nuestra distinción del propio existir en la experiencia de un fluir irreversible de procesos.



I.- Dominios Explicativos: Lo racional infundado



La Emoción en la construcción de la Teoría [Sistema racional]

  • Nosotros hablamos como si lo racional tuviese un fundamento trascendental que le da validez universal independiente de lo que nosotros hacemos como seres vivos. Eso no es así. Todo sistema racional se funda en premisas fundamentales aceptadas a priori, aceptadas porque sí, aceptadas porque a uno le gustan, aceptadas porque uno las acepta simplemente desde sus preferencias. Y eso es así en cualquier dominio, ya sea el de las matemáticas, el de la física, el de la química, el de la economía, el de la filosofía, o el de la literatura. Todo sistema racional se funda en premisas o nociones fundamentales que uno acepta como puntos de partida porque quiere hacerlo y con las cuales opera en su construcción.
  • Las distintas ideologías políticas también se fundan en premisas que uno acepta como válidas y trata como evidentes de partida porque quiere hacerlo. Y si uno esgrime razones para justificar la adopción de esas premisas, el sistema racional que justifica esas razones se funda en premisas aceptadas porque sí, porque uno consciente o inconscientemente así lo quiere.2

    El pesimismo metafísico de Schopenhauer se fundan en su biografía y tiñen su filosofía. Toda gran filosofía no es sino las confesiones – conscientes o inadvertidas de su autor. Así como la afirmación de la Gran Salud, a través de la voluntad de poder propugnada por Nietzsche no es sino una 'formación reactiva' que se entiende desde su biografía, desde su condición de hombre que padeció el deterioro de su salud desde muy joven.



  • Observen ustedes que existen dos tipos de discusiones entre las personas. Hay discusiones, desacuerdos, que se resuelven sin que uno vaya más allá de ponerse colorado. Si yo digo que dos por dos es igual a cinco y ustedes me dicen: “¡no hombre, no es así! Mira, la multiplicación se hace de esta manera”, mostrándome cómo se constituye la multiplicación, yo a lo más digo, “¡ah! de veras, tienes toda la razón, disculpa”. Si esto ocurre, lo peor que me puede pasar es que me ponga colorado y tenga un poco de vergüenza. También puede ser que no me importe nada, porque el desacuerdo no tiene nada más que un fundamento lógico ya que sólo hubo un error al aplicar ciertas premisas o ciertas reglas operacionales que yo y el otro aceptábamos. Nuestro desacuerdo era trivial; pertenecía a la lógica.
  • Nunca nos enojamos cuando el desacuerdo es sólo lógico, es decir, cuando el desacuerdo surge de un error al aplicar las coherencias operacionales derivadas de premisas fundamentales aceptadas por todas las personas en desacuerdo. Pero hay otras discusiones en las cuales nos enojamos (es el caso de todas las discusiones ideológicas); esto ocurre cuando la diferencia está en las premisas fundamentales que cada uno tiene. Esos desacuerdos siempre traen consigo un remezón emocional, porque los participantes en el desacuerdo viven su desacuerdo como amenazas existenciales recíprocas.
  • Desacuerdos en las premisas fundamentales son situaciones que amenazan la vida ya que el otro le niega a uno los fundamentos de su pensar y la coherencia racional de su existencia. Por eso existen disputas que jamás se van a resolver en el plano en que se plantean. Por ejemplo, la guerra en Irlanda del Norte no tiene solución a menos que un acto declarativo saque a ambos bandos del espacio religioso donde, dentro de los fundamentos de una creencia, niegan los fundamentos de la otra, y los lleve a un dominio de mutuo respeto. No basta con que se reúnan a conversar los bandos oponentes desde la tolerancia al error del otro. Si lo hacen así, terminarán peleándose, porque ambos bandos están defendiendo sistemas que, aunque coherentes en sí, tienen premisas fundamentales diferentes que se excluyen mutuamente, y que sus cultores aceptan o rechazan no desde la razón sino que desde la emoción: las premisas fundamentales de una ideología o de una religión se aceptan a priori y, por lo tanto, no tienen fundamento racional. Más aún, si uno llega a proponer un argumento racional
  • Para escoger estas u otras premisas, reclamando para su sistema ideológico un fundamento racional, uno lo hace ciego a lo dicho más arriba, esto es, lo hace ciego al hecho de que las premisas fundamentales últimas que fundamentan la racionalidad del argumento convincente las aceptamos a priori. Por esto, no podernos pretender una justificación trascendente para nuestro actuar al decir: “esto es racional”. Todo argumento sin error lógico es obviamente racional para aquel que acepta las premisas fundamentales en que éste se funda.
  • Lo humano se constituye en el entrelazamiento de lo emocional con lo racional. Lo racional se constituye en las coherencias operacionales de los sistemas argumentativos que construimos en el lenguaje para defender o justificar nuestras acciones. Corrientemente vivimos nuestros argumentos racionales sin hacer referencia a las emociones en que se fundan, porque no sabemos que ellos y todas nuestras acciones tienen un fundamento emocional, y creemos que tal condición sería una limitación a nuestro ser racional. Pero ¿es el fundamento emocional de lo racional una limitación? No, muy por el contrario.

    Objetividad y relaciones humanas.
  • En la vida cotidiana, consciente o inconscientemente, nos movemos en los dos caminos explicativos mencionados. En el momento en que uno se junta con personas que pertenecen al dominio de aceptación mutua en que uno se mueve, como cuando uno se reúne con sus amigos, uno opera en la no imposición de una “objetividad” -que de todos modos sería ilusoria. . Esto es así porque en estos casos no importa lo que los otros opinen o piensen, o los intereses que tengan, o si se mueven en dominios de coherencias de acción diferentes a los de uno, uno los acepta sin duda alguna. En el camino explicativo del pluralismo no hay verdad absoluta ni verdad relativa sino muchas verdades diferentes en muchos dominios distintos. En este camino explicativo hay muchos dominios distintos de realidad como distintos dominios explicativos de la experiencia fundados en distintas coherencias operacionales y como tales, todos son legítimos en su origen, aunque no iguales en su contenido, y no igualmente deseables para vivirlos. En el camino explicativo de la objetividad entre paréntesis el que a uno le guste la física y al otro la biología, o el que uno sea cristiano y el otro musulmán, no crea una dinámica de negación en la convivencia, no excluye al otro.
    2.- ¿Qué es un argumento objetivo?


    Cuando queremos convencer a alguien presentamos este argumento, pretendiendo que la realidad es universal y que esa realidad nosotros la hemos aprehendido racionalmente. Si el otro persiste en sus argumentos, lo trataremos de ilógico o de absurdo. Pero ¿cómo se conecta la razón con la realidad? ¿Nos permite la razón acceder a la realidad?
    La respuesta implícita o explícita que cada uno da a la pregunta acerca de la realidad determina el modo de vida y con ello la aceptación o rechazo del otro.
    En este ensayo abordaremos la pregunta de la realidad considerando al observador con una entidad biológica. Sosteniendo que sólo se puede responder a esta pregunta siempre que observación y conocimiento sean explicados como un fenómeno biológico generado a través de la operación del observador como un ser vivo.
    Análisis.
  • Entenderemos las representaciones desde la perspectiva Constructivista: como las construcciones simbólicas sobre la realidad que los seres humanos creamos desde y con el lenguaje. Entendiendo el lenguaje no sólo como instrumento que hace posible la comunicación sino como fenómeno histórico y cultural dotado de valoraciones, de prohibiciones y concesiones, de legitimaciones y descalificaciones que toman vida en el uso y la recreación del mismo lenguaje.
    Comunidad y Perspectivismo.
    Hablamos de comunidad, pero ¿qué es una comunidad? Podemos mirar una comunidad como una red de procesos, actos, encuentros, conductas, emociones, técnicas, que configuran un sistema de relaciones, un modo de convivir que penetra todos los aspectos del vivir de los niños.
  • En el origen de la humanidad, y en las tempranas culturas, no había educación como una actividad especial en la vida de los niños que crecían dentro de la comunidad. Los niños aprendían todas las prácticas y dimensiones relacionales de su vida como miembros de la comunidad humana a la cual pertenecían, viviendo todas sus dimensiones en su vida diaria.
    En nuestra cultura los niños viven separados de la comunidad a la cual se supone pertenecen, pasando la mayor parte de su tiempo en el jardín infantil o en un lugar especial para niños pequeños. Esto ocurre precisamente en el periodo de sus vidas en que debieran estar creciendo como seres humanos bien integrados, socialmente conscientes y ecológicamente alertas al participar en la vida de su comunidad. De ahí la importancia de considerar en la planificación diaria la participación de los niños en actividades que los hagan sentir parte de su comunidad, que la conozcan y la valoren.
  • La comunidad, con sus canchas, plazoletas, iglesias y consultorios, la televisión, la radio, configuran en su conjunto una red de conversaciones que define cotidianamente lo deseable y lo indeseable, lo hermoso y lo feo, lo aceptable y lo inaceptable, en el convivir de la comunidad a la que los niños pertenecen. De manera que los niños aprenden la trama emocional que se vive en la comunidad humana que les toca vivir simplemente al vivirla, cualquiera que ésta sea.
  • La convivencia a que damos origen niños, padres y educadores en el espacio educacional de nuestra cultura y comunidad, depende del punto de vista que tengamos de lo que es o debiera ser la educación. Pero construimos nuestros puntos de vista influidos a su vez por la perspectiva que nuestra cultura tiene acerca del conocimiento, la vida, la existencia…
  • Decimos que la educación tiene que ver con el alma, la mente, el espíritu, es decir, con el espacio relacional o psíquico que vivimos y que deseamos que vivan nuestros niños. Las cosas particulares que nuestros niños puedan hacer en la vía de su realización es asunto de conocimiento, aprendizaje y enseñanza. La educación tiene que ver con llegar a ser seres humanos.
    Es tarea nuestra hacer uso de la enseñanza como un medio para educar al niño en la creación de los espacios de vida que lo llevarán a ser un ser humano responsable, socialmente consciente, que se respeta a sí mismo y a los demás.
    Lenguajes y Emociones.
    El lenguaje es un modo de vivir juntos en el flujo de las coordinaciones recurrentes de nuestras acciones.
    Es nuestra vida en el lenguaje lo que nos hace humanos. Dado el tipo particular de primates bípedos que somos, el lenguaje nos hace humanos.
    Hacemos cosas con nuestros cuerpos (incluyendo el sistema nervioso), y fluimos en el lenguaje en nuestras interacciones diarias. La estructura de nuestros cuerpos cambian según nuestro modo de fluir en el lenguaje (basta mirar la ampliación en el tamaño del cerebro que significó el uso del lenguaje en nuestros primeros antepasados). Nada de lo que hacemos en el lenguaje es irrelevante, porque nos transformamos en nuestros cuerpos según lo que hacemos en el lenguaje, y hacemos en nuestro lenguaje según lo que se transforma en nuestros cuerpos.
  • A medida que el niño aprende a usar el lenguaje, crea con otros diferentes modos de vida, dado los diferentes hechos en los que participa; y llega a ser en su cuerpo según el uso del lenguaje en el cual crece. Como resultado, cuando adulto, crea el mundo que vive como una expansión del mundo que creó cuando niño.
  • Los seres humanos existimos también en el flujo de nuestras emociones. Cuando distinguimos emociones en la vida diaria, distinguimos diferentes tipos de conductas relacionales, y al fluir de una emoción a otra, cambiamos de ciertas conductas a otras.
  • Cuando se distingue una emoción en un niño, vemos en ella una dinámica corporal (sistema nervioso incluido) que especifica lo que el niño puede o no puede hacer en cualquier momento.
    Por ejemplo:
    Amor: El amor es la emoción a través de la cual el otro aparece como un otro legítimo en coexistencia con uno.
    Agresión: La agresión es la emoción a través de la cual el otro es negado directa o indirectamente como un legítimo otro en coexistencia con uno.
    Indiferencia: La indiferencia es la emoción a través de la cual el otro no es visto como otro. En la indiferencia, el otro no tiene presencia, y lo que le sucede a él o ella está fuera del dominio de nuestras preocupaciones.
    Los niños crecen como seres humanos entrelazando lenguaje y emociones en su vida cotidiana. Entendemos por conversaciones al entrelazamiento continuo entre emociones (dominios relacionales) y lenguaje (coordinaciones de conducta). Todo lo que los seres humanos hacemos como tales, lo hacemos en conversaciones.




En la conversación con el niño, el niño se revela en todas sus dimensiones, transparenta su mundo de intereses, sentimientos, necesidades, gustos, experiencias, y es a partir de estas conversaciones desde donde empezamos a construir un espacio de aprendizaje mutuo.
La emoción cambia el lenguaje, pero a medida que mana el lenguaje, el lenguaje también puede cambiar la emoción.
Cómo vivimos o qué modo de vida realizamos, depende de nuestra emocionalidad, no de nuestra razón. La educación, en la medida que tiene que ver con la configuración del modo de vida del niño que crece, es una tarea que tiene que ver con el espacio psíquico emocional que el niño aprende a vivir en la casa, en el colegio, en la Universidad.
El modo de vivir que ahora vivimos está determinado por la emocionalidad, por el espacio psíquico emocional que aprendimos a vivir desde niños, no por el conocimiento, o los tipos de argumentos racionales que podamos haber acumulado a lo largo de nuestra vida. Ver esto es crucial, lo central de la educación es la dinámica de llegar a ser humano, como personas responsables, socialmente conscientes y que se respetan a sí mismas.
Los niños llegan a ser según sean las conversaciones en las cuales participan. En el fluir de sus vidas no hay conversaciones triviales. En la medida en que los adultos entendamos esto podremos dar paso a interacciones basadas en el respeto y la colaboración. Cualquier niño que se sienta escuchado se dispone a la creatividad, aprende a escuchar, vive su seguridad consciente de sus límites y fortalezas.
Decimos que las culturas son redes de conversaciones, con esto queremos decir, redes de coordinaciones de haceres y emociones. Es la emocionalidad que se realiza en la red la que configura su carácter, no las conductas particulares realizadas por sus miembros.
Siempre vivimos en una cultura, somos miembros partícipes de una cultura. Conservamos nuestra cultura al hacer lo que hacemos a través de nuestra participación en la red de conversaciones que la constituye.




Emociones y Conocimiento.


Los seres humanos somos seres biológicamente amorosos como un rasgo de nuestra historia evolutiva. El amor ha sido la emoción central conservada en la historia evolutiva que nos dio origen desde hace unos cinco a seis millones de años atrás.


Los niños –también los adultos- se enferman cuando se les priva del amor como la emoción fundamental en la cual transcurre su existencia relacional con otros y con ellos mismos. La carencia afectiva produce niños con trastornos conductuales (ansiedad, agresividad, falta de interés, desmotivación, inseguridad, tristeza, etc.)


El lenguaje, como rasgo cultural, junto con la amorosidad, como rasgo biológico, constituyen el núcleo del modo de vida conservado generación tras generación, que nos definió como seres humanos en nuestra historia evolutiva hace tres o más millones de años.
La biología del amor es la dinámica relacional que origina la calidad de lo humano en la historia de nuestro linaje.
Cuando hablamos implicamos, evocamos o connotamos la biología del amor.
El amor es una emoción, es un modo de vivir juntos, un tipo de conductas relacionales en los sistemas humanos. El amor se produce cuando en nuestra vida e interacción con otros, el otro, no importa quién o qué sea, surge como otro legítimo en coexistencia con nosotros. El amor (el amar) es la emoción que constituye y conserva la vida social.

Inteligencia y Plasticidad.




Mientras mayor sea la plasticidad estructural de un organismo, mayor es su capacidad de conducta inteligente en la interacción con otros, generando nuevos ámbitos de acción o expandiendo aquellos que ya existen.


La plasticidad estructural requerida para vivir en el lenguaje es tan enorme que todos los niños, todos los seres humanos, somos igualmente inteligentes o capaces de conducta inteligente. Es la enseñanza la que debe sintonizarse a las distintas maneras en que los niños viven su plasticidad estructural para aprender, conocer, expresar, convivir, etc. Esto significa respetar los ritmos y dinámicas en los que sucede el aprender en los niños, escuchando sus fortalezas, limitantes y potencialidades en cada caso.


Con todo, la conducta inteligente del niño puede tornarse restringida o expandida según el flujo emocional que emerge en su convivencia con sus educadores y sus padres. Así, el temor, la envidia, la rivalidad, restringen su conducta inteligente, porque estrechan el espacio de relaciones en el que el niño se mueve. Sólo el amor expande la inteligencia, al ensanchar el espacio de relaciones en el cual opera el niño, ampliando su ámbito de lo posible.


Los niños son seres que aprenden. Son seres que aprenden tanto en los dominios emocional como racional. Sin embargo, aprenden y aprenderán a vivir cualquier tipo de vida que les toque vivir. La emocionalidad que los niños viven en su niñez es conservada por ellos como fundamento del espacio psíquico que generarán como adultos. Su niñez es tanto su tesoro como su azote.




II.- Competencia o colaboración .3




La tiranía de los empresarios ¿Cómo calificaría a la sociedad chilena en términos de convivencia, armonía y respeto?
Vivimos en una cultura que tiene muchas dimensiones de codicia y de vanidad, pero, al mismo tiempo, están presentes la sensibilidad y la solidaridad. Aunque la colaboración es difícil en este país; son más fáciles las alianzas y éstas no son buenas, ya que son acuerdos de acciones temporales. En la colaboración no se está esperando un resultado, sino que se está participando con otro en la creación de algo. Si queremos una convivencia democrática tenemos que pensar en la colaboración, no en la alianza, porque ésta la niega.
¿En estos momentos los criterios económicos se consideran por sobre los demás? Creo que sí. Este país está enfermo de ceguera competitiva; de este afán por saber lo que se tiene; de tener certidumbres, como: “Nosotros los empresarios sabemos lo que hay que hacer”. ¿Los empresarios se creen dueños de la verdad? Exactamente. Entonces, ¿qué es lo que se genera?: tiranía. O se empuja hacia ella. Lo que Chile y nosotros necesitamos es estar dispuestos a colaborar en la creación del bienestar de toda la comunidad.
¿Confía en que sea posible lograr esta colaboración de todas las personas para un proyecto común?
No me cabe la menor duda. Si uno abre un espacio que invita honestamente a la colaboración, surge la posibilidad. Lo otro que pasa en este momento es que todos están preocupados por la imagen; en el fondo, están preocupados de mentir. La imagen es lo que uno no es. Siempre. Yo no soy lo que el otro ve, de modo que lo único que puedo desear es conducirme como soy para que el otro vea, en el fluir de la vida, lo que realmente soy. Cada vez que a uno le preocupa la imagen, lo que quiere es aparentar lo que no es. Si soy honesto, no tengo que tratar de serlo… ¿No cree que el ser humano es ambicioso por naturaleza y ante la opción de ser igual o mejor que el otro, siempre escogerá ser mejor? No, no creo eso. A los seres humanos les gusta ser ellos, sobre todo si están en un espacio de respeto. Pero ser uno no quiere decir ser mejor que otro. La competencia es un elemento cultural que está centrado en la lucha, en la relación de poder. Es ahí donde estamos constantemente tratando de ser mejores que otros. Pero no es natural, ni de la biología, sino que una creación humana que implica la negación del otro. Además, la competencia estimula la codicia. ¿Chile ha perdido identidad? Sí. Creo también que la manera en que se plantea la noción de globalización es engañadora. Y no es posible participar en espacios globales si no se tiene una identidad propia, porque uno desaparece arrastrado por estas búsquedas que vienen de otras partes. Los chilenos ahora pensamos que lo extranjero es lo mejor. Nos falta respeto por nosotros mismos. Encuentro vergonzoso que los empresarios tengan su dinero invertido afuera y estemos aquí esperando que lleguen extranjeros para resolver nuestros problemas económicos. ¡Este es un tema soluble!, es cosa de que nos pongamos de acuerdo, de que hagamos un gran proyecto nacional y colaboremos. Empresarios, gobierno, políticos de derecha, políticos de izquierda, trabajadores, estudiantes. ¡Hagámoslo todos en conjunto!, para que este país sea generador de bienestar en una convivencia democrática. “Terminaremos como en Calcuta” Usted es un hombre optimista que siempre ha dicho que problemas graves, como la contaminación y el crecimiento demográfico, tienen solución. Absolutamente. Y creo que no es posible que la pobreza desaparezca si no hay estabilidad)de la población. Este país duplica su cantidad de habitantes cama 20 años. Lo más probable es que en 30 años más seamos 30 millones de personas. ¿Qué va a pasar? ¿Cómo se va a lograr el bienestar? Creo que la población tiene que empezar a tomar acciones sobre la planificación familiar. Y para eso, hay que enseñar, ilustrar, entregar conocimientos. Pero con una actitud que no respeta la educación sexual, que ve cualquier sugerencia para la regulación del tamaño de la familia como una invitación al aborto, no hay ninguna posibilidad. Esta situación es el camino a lo que yo llamo “la calcutización del país”, ya que terminaremos como en Calcuta, donde la gente se muere de hambre en la calle. ¿Es partidario de la píldora del día después? Pienso que actualmente es fundamental para la humanidad la regulación del crecimiento de la población, porque el desborde va a generar una miseria inimaginable. Una familia que tiene un número indefinido de hijos con un presupuesto pequeño genera pobreza. Ahora, para que haya una regulación consciente y responsable, tienen que estar a la mano los instrumentos de regulación de la natalidad. La píldora del día después es uno de ellos. Y yo)soy partidario me ella, además, porque la vida sexual es un aspecto importante del bienestar de la familia. Hecha con ternura en un espacio acogedor y deseable, es el elemento que le da solidez y permanencia a la pareja. ¿Cómo cree que se debería regular el uso de esta píldora? Uno debe respetar a las personas y dejarlas que escojan. Si se puede usar la píldora van a disminuir las peticiones de aborto. Ninguna mujer se hace un aborto por placer, si lo hace es porque hay una situación donde el nacimiento de un hijo resulta destructor. Entonces, cualquier procedimiento, como la píldora del día después u otras prácticas que se puedan realizar sin interferir con el espacio de intimidad de la vida sexual, es fundamental. El problema es que hay círculos muy cerrado que van a hacer lo imposible por evitar que se permitan este tipo de medidas. Por eso es que hay que abrir espacios de reflexión sobre qué pasa con los niños deseados y los no deseados; sobre el mundo y qué podemos hacer con el que estamos creando. Ahí vamos a descubrir que la gente tiene mucha más sensibilidad y finura de pensamiento. ¿Cómo se podría abrir a la reflexión a la Iglesia? En la parábola del sembrador, unas semillas caen en las rocas, otras empiezan a crecer y se marchitan y otras caen en la buena tierra. Ese es el tema. Si queremos bienestar tenemos que tener buena tierra. Jesús no está diciendo que todas las semillas tienen que vivir.





El origen del lenguaje

El origen del lenguaje, como un dominio de coordinaciones conductuales consensuales, exige una historia de encuentros recurrentes en la aceptación mutua intensos y prolongados.




Maturana describe el lenguaje como un fluir en “coordinaciones de acciones consensuales de coordinaciones de acciones consensuales” que se da en la relación, y sostiene que para explicarlo como fenómeno biológico hay que mostrar cómo surge la “recursión” de las coordinaciones de acciones consensuales en la historia de interacciones del ser humano, por lo que “el observador debe proponer un mecanismo biológico generativo del cual resulte el lenguaje como una consecuencia de su operación, en el contexto de la satisfacción del criterio de validación de las explicaciones científicas” (Maturana, op. cit.: 50). Propone que, en el origen, el lenguaje debió ser consecuencia de un sistema de vida posibilitado por la conservación de un emocionar básico: la aceptación del otro en la convivencia, donde pudo darse la “recurrencia” de las interacciones entre miembros de un grupo permitiendo la coordinación de sus conductas y su desarrollo en coordinaciones de acciones consensuales; esto es, en conductas (relacionales) que un observador puede distinguir como producto de una historia particular de interacciones de los participantes, porque entiende que existe una especie de mutuo entendimiento práctico y que esas conductas no podrían haber surgido independientemente de esa historia. Dicho de otro modo, el operar en coordinaciones de acciones consensuales corresponde a comportamientos que hoy, como observadores de seres vivos que los realizan, rotulamos de sociales. En nuestra historia, en algún momento, la conservación de la participación en esta clase de coordinaciones de acciones habría posibilitado su “recursividad”, es decir, la aplicación en las nuevas interacciones del resultado del operar en anteriores coordinaciones de acciones consensuales de los miembros del grupo (coordinación de la coordinación), y no sólo de su repetición. Cuando esto ocurre, surge el lenguaje y en él, no con él, el mundo de objetos o entidades. De este modo, Maturana plantea que pertenecemos a una historia evolutiva que adquiere el carácter humano en el momento en que surge el lenguaje entrelazado con el emocionar propio de los mamíferos. Para él, la aceptación recíproca es el fundamento de la coordinación conductual consensual y la condición necesaria para su expansión en la convivencia social que es donde se generan todos los dominios de acciones de los seres humanos (Maturana, H. 1990).




En esta perspectiva, el lenguaje como fenómeno social se funda en la emoción de aceptación del otro que es propia de nuestra biología y que sería la emoción fundamental que hace posible nuestra historia evolutiva. A esta emoción Maturana la llama amor, y al respecto dice: “… cuando hablo de amor no hablo de un sentimiento ni hablo de bondad o sugiriendo generosidad. Cuando hablo de amor hablo de un fenómeno biológico, hablo de la emoción que especifica el dominio de acciones en las cuales los sistemas vivientes coordinan sus acciones de un modo que trae como consecuencia la aceptación mutua, y yo sostengo que tal operación constituye los fenómenos sociales” (Maturana 1997: 86).




Lo anterior implica que sólo en el espacio relacional en el cual el amor tiene presencia se puede dar en el niño, al comienzo, la “recurrencia” de las interacciones que permite la expansión de las primeras coordinaciones de acción y su desarrollo en coordinaciones de acciones consensuales, las que al hacerse “recursivas” van a constituir lenguaje propiamente tal. Cuando esto pasa surge el mundo de objetos y el niño empieza a hacer referencia a aquello que distingue. Antes del lenguaje esto no es posible, porque sólo con el observador existe lo observado.


Se considera poeta en el sentido de la mirada que capta las coherencias de la existencia; más que la crítica, le interesa la reflexión que amplía esa mirada y que permite una conducta responsable. Las ideologías son precisamente contrarias a las virtudes de la reflexión. Ellas operan tratando como verdades referentes ciertas ideas que se consideran como válidas en sí, sobre las cuales no hay reflexión, son dueñas de “la verdad”, la verdad es enemiga de la reflexión. La única manera de no estar atrapado en un ideología es tener un espacio reflexivo siempre abierto en función de algunos propósitos humanos, sociales, éticos. Hoy en día no hay fin de las ideologías por cuanto se vive en la del libre mercado y de la libre empresa.




Maturana ha contribuido a rechazar el racionalismo objetivista, poniendo énfasis en el lenguaje, en la experiencia humana y el involucramiento del conocimiento en el ser total, estableciendo la unidad entre cuerpo y mente que hasta entonces se veían separados. Lo básico es la mutación de la noción de realidad y la del observador. Precisamente la noción de ciencias de la complejidad ha emergido en los últimos años como parte de una síntesis de ciertas disciplinas tradicionales como la biología, la física y las matemáticas. Se está cambiando el acceso a una realidad única, independiente del observador; proponen tantas realidades como modos de vivir surgen en cada ser en función de los lenguajes en que habitan. Javier Torres Navarrete, en el prólogo a La realidad: øobjetiva o construida?, señala que Maturana es el pensador que ha dado con el principio teórico de más radicalidad para entender el gran número de esferas y problemas de la sociedad contemporánea. En adelante veremos por qué el amor es el fundamento biológico de todo fenómeno social, noción acotada a partir del concepto de autopoiesis, circunscrito a la biología pero proyectándose como una cosmovisión que supera sus fronteras sin discontinuidad entre lo social, lo humano y lo estrictamente biológico.



  • El lenguaje consiste en un operar recurrente denominado coordinaciones de coordinaciones conductuales consensuales. Según estas coordinaciones, cada palabra o gesto no está relacionado con algo exterior a nosotros, sino con nuestro quehacer con los otros. Es precisamente ese quehacer, y las emociones que están en su base, lo que especifica y da a nuestras palabras su significado particular. Por esto, a nivel de la experiencia inmediata no se puede diferenciar lo que es una ilusión de una percepción; esto sólo se logra en el lenguaje. Sólo a través del lenguaje el ser humano puede explicar su experiencia en el vivir y asimilarla a la continuidad de su praxis de vida, el “comprender” es inseparable de la experiencia humana. Lo racional tiene una base emocional y esto explica por qué no se puede convencer a nadie con un argumento lógico si no se ha aceptado antes su premisa “a priori”. Por eso, además, el lenguaje más que un sistema simbólico, es coordinaciones de acciones. Es precisamente en lo “consensual” donde los seres vivos humanos consiguen reconocer en la experiencia y alcanzar el acuerdo, que es, en definitiva, el intercambio de una comunicación lograda; más que “mensajes”, los sujetos han experimentado desde sus conductas el auténtico sentido de la comunicación. Si las estrategias escolares lograsen sintonía emocional, los niños en los liceos vivirían permanentemente el conocimiento desde la reflexión con la plena sensación de ser inteligentes; desgraciadamente es más frecuente que no ocurra.
SÍNTESIS

BIOLOGÍA DEL EMOCIONAR Y CONSTITUCIÓN DE LO HUMANO EN HUMBERTO MATURANA.


A continuación se examinará la convergencia de la perspectiva desarrollada por el Dr. Humberto Maturana –en su Biología del Emocionar41– con los planteamientos de Sloterdijk aquí expuestos.


En primer término Maturana sienta las bases del surgir de lo humano:
  • Lo humano surge en la historia evolutiva que pertenecemos al surgir el lenguaje.
  • Las distintas acciones humanas quedan definidas por la emoción que las sustenta y que todo lo que hacemos lo hacemos desde una emoción.
  • El darse cuenta de que los seres humanos existimos como tales en el entrecruzamiento de muchas conversaciones en muchos dominios operacionales distintos que configuran muchos dominios de realidades diferentes, es particularmente significativo porque nos permite recuperar lo emocional como un ámbito fundamental de lo humano.
Ahora bien, aunque lo humano surge en la historia evolutiva que pertenecemos al surgir el lenguaje, se constituye, de hecho, como tal en la conservación de un modo de vivir particular en que el compartir alimentos, la colaboración de machos y hembras en la crianza de los niños y el encuentro sensual individualizado recurrente, se dan en el entrelazamiento del lenguajear y el emocionar que es el conversar. En otras palabras, todo quehacer humano se da en el conversar, y en lo que el vivir de los seres humanos no se da en el conversar no es quehacer humano. Así, al mismo tiempo, como todo quehacer humano se da desde una emoción, nada humano ocurre fuera del entrelazamiento del lenguajear con el emocionar, y, por lo tanto, lo humano se vive siempre desde una emoción, aún es el más excelso y puro razonar.
Finalmente, el emocionar en cuya conservación se constituye lo humano al surgir el lenguaje, se centra en el placer de la convivencia, en la aceptación del otro junto a uno, es decir, en el amor, que es la emoción que constituye el espacio de acciones en el que aceptamos al otro en la cercanía de la convivencia. El que el amor sea la emoción que funda en el origen de lo humano el goce del conversar que nos caracteriza, hace que tanto nuestro bienestar como nuestro sufrimiento dependan de nuestro conversar, y se originen y terminen en él.
Las emociones fluyen continuamente, impregnando nuestro vivir, determinando todas nuestras acciones y conductas, incluso nuestro razonar.
Así como el viento arrastra las nubes, una respiración específica produce una emoción básica específica: alegría, tristeza, rabia, miedo, erotismo, ternura.
Las emociones se viven como dominios de conductas relacionales y constituyen el fundamento de todo nuestro de todo nuestro quehacer. No sólo eso. Todo razonar ocurre como un constructo coherente a partir de ciertas premisas o puntos de partida que se aceptan a priori desde la emoción que se vive en el instante de razonar. Esto es, las emociones no constituyen interferencias con nuestro ser racional, sino que le dan a nuestro razonar sentido y significado relacional. Pero como fenómenos de nuestro ser biológico, nuestro emocionar surge en nuestro fluir fisiológico en la relación, y se puede evocar desde la modulación de la corporalidad, particularmente desde la modulación de los ritmos respiratorios. Tal evocación permite darse cuenta del propio emocionar, e inspirar, en el espectador, cierta emoción, como ocurre en la representación teatral.
Así Maturana reflexiona sobre el emocionar y su evocación desde el respirar. Las emociones corresponden a disposiciones corporales que especifican el dominio de acciones en que se mueve un organismo. Las distintas acciones humanas quedan definidas por la emoción que las sustenta y que todo lo que hacemos lo hacemos desde una emoción. Por esto, aunque lo humano surge en la historia evolutiva que pertenecemos al surgir el lenguaje, se constituye, de hecho, como tal en la conservación de un modo de vivir particular en que el compartir alimentos, la colaboración de machos y hembras en la crianza de los niños y el encuentro sensual individualizado recurrente, se dan en el entrelazamiento del lenguajear y el emocionar que es el conversar52. Es así como el emocionar en cuya conservación se constituye lo humano al surgir el lenguaje, se centra en el placer de la convivencia, en el amor, que es la emoción que constituye el espacio de acciones en el que aceptamos al otro en la cercanía de la convivencia.
Ahora, el darse cuenta de que los seres humanos existimos como tales en el entrecruzamiento de muchas conversaciones en muchos dominios operacionales distintos que configuran muchos dominios de realidades diferentes, es particularmente significativo porque nos permite recuperar lo emocional como un ámbito fundamental de lo humano. Este punto es epistemológicamente relevante para evidenciar –desde una matriz biológica-cultural disidente– “la fantasía de la cultura patriarcal a que pertenecemos en Occidente, y que ahora parece expandirse por todos los ámbitos de la tierra, las emociones han sido desvalorizadas en favor de la razón como si ésta pudiese existir con independencia o en contraposición a ellas”.63


Bibliografía:


  • MATURANA, Humberto. Origen de lo Humano en la Biología de la intimidad. Ed. Instituto de Terapia Cognitiva, Santiago.
  • MATURANA, Humberto, Verden-Zoller, G. Amore e Gioco. Ed. Marsilio, Venecia.
  • MATURANA, Humberto. Desde La Biología a la Psicología. Paperback, 2004.
  • MATURANA, Humberto. Sentido de Lo Humano.
    Paperback, 2009.


    Sloterdijk sostiene que es la simpatía, la participación en un círculo mágico de atracciones, de fascinación es lo que caracteriza nuestro espacio existencial más real; el aire en el que “vivimos, nos entretejemos y somos”, como San Pablo dice en su discurso a los areopagitas. Cuando entramos en nosotros mismos, percibimos en nuestro interior una dimensión que al mismo tiempo está en torno a nosotros. En mí está lo que yo respiro, lo que yo comparto, aquello de lo que soy parte y contrapartida. Las esferas son espacios de simpatía, espacios de afinación, espacios de participación. Si no presuponemos su existencia, no podríamos compartir palabra alguna con el otro, y tan pronto las damos por presupuestas, también las dotamos de una nueva intensidad. Hasta la interacción más banal implica nuestra participación en la constitución de esferas. Sin ellas no habría familias, comunidades existenciales, comunas, equipos, pueblos. Nadie soportaría pasar un solo día en la misma habitación con otro hombre si los dos participantes no tuvieran la extraña capacidad de conectar en medio de frecuencias comunes, de sintonizarnos74.



"Hay que insistir en que la transferencia es la fuente formal de los procesos creadores que dan alas al éxodo de los seres humanos a lo abierto. No transferimos tanto afectos exaltados a personas extrañas como tempranas experiencias espaciales a lugares nuevos, y movimientos primarios a escenarios lejanos. Los límites de mi capacidad de transferencia son los límites de mi mundo"85
Dr. Adolfo Vásquez Rocca


El origen del lenguaje según Maturana


Para Humberto Maturana los antepasados nuestros devienen en Homo sapiens cuando inventan el lenguaje, y eso ocurre, claro está, a partir de la conformación y evolución del cerebro. No hay contradicción con lo ya expuesto. Pero, no es posible entender el lenguaje si no entendemos que el lenguaje existe o tiene lugar como una dinámica relacional... para comunicarnos... y no como una dinámica neurofisiológica, aunque resulte de esta dinámica. (En este caso, Maturana agrega algo importante a lo ya planteado: la interacción y el mundo relacional).


Para Maturana lo humano surge, en la historia evolutiva, con el lenguaje: su origen exige una historia de encuentros conductuales, encuentros intensos y prolongados que se repiten una y otra vez, que delimitan una aceptación mutua. El hombre primitivo que vivió en África hace 3,5 millones de años tenía un modo de vida centrado en la recolección de alimentos, en el compartir estos alimentos, en la colaboración de machos y hembras en la crianza de los niños, en una convivencia sensual y en una sexualidad de encuentro frontal, en el ámbito de grupos pequeños formados por pocos adultos y más jóvenes y niños. Este modo de vida ofrece todo lo que se necesita para dar origen al lenguaje. Con él se constituyen “el conversar“; “el emocionar”... y estos hechos definen el linaje del Homo sapiens. Lo que diferencia al linaje humano de otros linajes es un modo de vida donde se comparten alimentos, hay cercanía, aceptación mutua y acciones coordinadas para pasarse cosas de unos a otros... ¡Este tipo de interacciones tiene un papel fundamental! Este modo de vida humano – según Maturana -, hace posible el lenguaje. Y es el amor la emoción que constituye es espacio de acciones donde se da el modo de vida humana. El amor, entonces, es la emoción central en la historia evolutiva que da origen al hombre, como ser humano. El amor es un espacio relacional.


Cuando surge el modo de vida propiamente humano, - siempre siguiendo a Maturana -, el conversar como acción pertenece al ámbito emocional en que se da el lenguaje y esto significa que el lenguaje surge como un modo de estar en la coordinación de acciones en la intimidad de la convivencia sensual y sexual. Pensemos, para aclarar esto, en lo siguiente:


- Acostumbramos a usar imágenes táctiles para referirnos a lo que nos pasa con la voz de quien habla. Así, decimos que una voz puede ser suave, acariciante, dura;
- Con el habla desencadenamos mutuamente cambios fisiológicos, hormonales; en el placer que experimentamos en el conversar y en los movimientos que realizamos.
- Las redes de conversaciones se generan en la convivencia con los otros, y son redes de coordinación de acciones y emociones;
- Todo quehacer humano se da en el conversar y lo que en el vivir de los seres humanos no se da en el conversar no es quehacer humano.
  • Como todo quehacer humano se da desde la emoción, nada humano ocurre fuera del lenguaje, del conversar y del entrelazamiento del conversar con el emocionar. Por lo tanto, lo humano se vive siempre desde la emoción, aun cuando se trate del más extraordinario y puro razonar.


EXCURSO


La vida ontogenética reproduce el desenvolvimiento filogenético del lenguaje”


En su adquisición, individual del lenguaje, el niño vuelve a recorrer, en forma abreviada, las etapas del largo camino que su especie recorrió en milenios: gritos y sonidos difusos al principio, luego interjecciones, después onomatopeyas, al fin palabras articuladas, diálogo, discurso racional. “El grito del infante -que todavía no habla- es un reflejo respiratorio que expresa necesidades y emociones. En seguida el niño aprende a utilizar el grito para solicitar algo o defenderse... A la balbucencia como puro ejercicio motor, vocal, semejante a los demás movimientos lúdicos, siguen a los dos meses de edad los primeros fonemas indicadores de necesidades y estados afectivos... La visión y la audición guían entonces la imitación de sonidos y gestos... El lenguaje infantil es al principio interjectivo, en seguida imitativo u onomatopéyico. Hacia el décimo cuarto mes el niño comienza a emitir palabras imitadas e imperfectas que traducen preferencias, deseos o apetitos” 40. Después de una superposición o fusión conceptual de carácter sincrético, sigue un acrecentamiento analítico del vocabulario en la fase de los intereses glósicos.
Terminemos la descripción del modelo explicativo utilizado por Merani con su formulación mínima: la posición erecta y la marcha bípeda del homínido, junto con el consecuente desarrollo instrumental de la mano y el aumento de la capacidad craneana, liberada la cabeza sobre el eje vertical del cuerpo de la presión de poderosas inserciones musculares, le abrieron una nueva forma de vida en sociedad, caracterizada por el uso de instrumentos. La nueva forma de vida en sociedad impuso necesidades que, gracias a las premisas biológicas favorables, condujeron a la creación paulatina del lenguaje bajo la verificación y el control continuos de la praxis.
Al utilizar este modelo explicativo, Merani no se embriaga con la creencia de haber resuelto definitivamente el problema del origen del lenguaje; su entrenamiento científico lo aleja de todo dogmatismo; por eso reconoce con sobria prudencia: “Sin duda biólogos, antropólogos, sociólogos y psicólogos carecen de documentos sobre ese estadio primitivo del hombre, pero, a la luz de la reconstrucción a base de lo demostrado hasta hoy, es la hipótesis más plausible”.


La hipótesis más plausible.


Una leve duda nos impide participar de todo corazón en el aplauso: la nueva forma de vida en sociedad ¿no presupone ya la existencia del lenguaje? ¿Puede concebirse una sociedad humana, por más primitiva que sea, sin lenguaje? La vida en sociedad y la praxis explican el desarrollo del lenguaje y de la inteligencia abstracta y su fecunda interacción, pero ¿explican también el paso del síntoma al símbolo, del sonido espontáneo a la palabra articulada, de la expresión de emociones a la intencionalidad semántica? Nuestra leve duda se convierte en confusión cuando nos encontramos con esta palmaria declaración del propio Merani: “El lenguaje, que manifiesta un desarrollo paralelo al de la
motricidad y que presenta los mismos caracteres evolutivos de necesidad y de ejercicio, crea un tipo netamente singular de medio ambiente: la comunidad humana o sociedad”.
¿Qué? ¿El origen de la sociedad es lingüístico? ¿No habíamos quedado en que el origen del lenguaje es social?” El lenguaje sólo puede surgir en un tipo netamente singular de medio ambiente: la comunidad humana o sociedad; pero al mismo tiempo es el lenguaje quien crea ese tipo netamente singular de medio ambiente: La comunidad humana o sociedad. ¿Qué sutil dialéctica podemos invocar para salir de esta contradicción? ¿Se nos exige acaso el sacrificium intellectus?
No cabe duda: Merani también sucumbió a las acechanzas del mismo círculo vicioso en cuya circunferencia el pensamiento de Darwin se mordió la cola.





B.- LENGUAJE Y EMOCIONES: CONVERSACIONES



El lenguaje es un modo de vivir juntos en el flujo de las coordinaciones recurrentes de nuestras acciones.


Es nuestra vida en el lenguaje lo que nos hace humanos. Dado el tipo particular de primates bípedos que somos, el lenguaje nos hace humanos.


Hacemos cosas con nuestros cuerpos (incluyendo el sistema nervioso), y fluimos en el lenguaje en nuestras interacciones diarias. La estructura de nuestros cuerpos cambian según nuestro modo de fluir en el lenguaje (basta mirar la ampliación en el tamaño del cerebro que significó el uso del lenguaje en nuestros primeros antepasados). Nada de lo que hacemos en el lenguaje es irrelevante, porque nos transformamos en nuestros cuerpos según lo que hacemos en el lenguaje, y hacemos en nuestro lenguaje según lo que se transforma en nuestros cuerpos.


A medida que el niño aprende a usar el lenguaje, crea con otros diferentes modos de vida, dado los diferentes hechos en los que participa; y llega a ser en su cuerpo según el uso del lenguaje en el cual crece. Como resultado, cuando adulto, crea el mundo que vive como una expansión del mundo que creó cuando niño.


Los seres humanos existimos también en el flujo de nuestras emociones. Cuando distinguimos emociones en la vida diaria, distinguimos diferentes tipos de conductas relacionales, y al fluir de una emoción a otra, cambiamos de ciertas conductas a otras.


Cuando se distingue una emoción en un niño, vemos en ella una dinámica corporal (sistema nervioso incluido) que especifica lo que el niño puede o no puede hacer en cualquier momento.


Por ejemplo:


Amor: El amor es la emoción a través de la cual el otro aparece como un otro legítimo en coexistencia con uno.


Agresión: La agresión es la emoción a través de la cual el otro es negado directa o indirectamente como un legítimo otro en coexistencia con uno.


Indiferencia: La indiferencia es la emoción a través de la cual el otro no es visto como otro. En la indiferencia, el otro no tiene presencia, y lo que le sucede a él o ella está fuera del dominio de nuestras preocupaciones.


Los niños crecen como seres humanos entrelazando lenguaje y emociones en su vida cotidiana. Entendemos por conversaciones al entrelazamiento continuo entre emociones (dominios relacionales) y lenguaje (coordinaciones de conducta). Todo lo que los seres humanos hacemos como tales, lo hacemos en conversaciones.


En la conversación con el niño, el niño se revela en todas sus dimensiones, transparenta su mundo de intereses, sentimientos, necesidades, gustos, experiencias, y es a partir de estas conversaciones desde donde empezamos a construir un espacio de aprendizaje mutuo.


La emoción cambia el lenguaje, pero a medida que fluye el lenguaje, el lenguaje también puede cambiar la emoción.


Cómo vivimos o qué modo de vida realizamos, depende de nuestra emocionalidad, no de nuestra razón. La educación, en la medida que tiene que ver con la configuración del modo de vida del niño que crece, es una tarea que tiene que ver con el espacio psíquico emocional que el niño aprende a vivir en la casa, en el jardín infantil y en la escuela.


El modo de vivir que ahora vivimos está determinado por la emocionalidad, por el espacio psíquico emocional que aprendimos a vivir desde niños, no por el conocimiento, o los tipos de argumentos racionales que podamos haber acumulado a lo largo de nuestra vida. Ver esto es crucial, lo central de la educación es la dinámica de llegar a ser humano, como personas responsables, socialmente conscientes y que se respetan a sí mismas.


Los niños llegan a ser según sean las conversaciones en las cuales participan. En el fluir de sus vidas no hay conversaciones triviales. En la medida en que los adultos entendamos esto podremos dar paso a interacciones basadas en el respeto y la colaboración. Cualquier niño que se sienta escuchado se dispone a la creatividad, aprende a escuchar, vive su seguridad consciente de sus límites y fortalezas.


Decimos que las culturas son redes de conversaciones, con esto queremos decir, redes de coordinaciones de haceres y emociones. Es la emocionalidad que se realiza en la red la que configura su carácter, no las conductas particulares realizadas por sus miembros.


Siempre vivimos en una cultura, somos miembros partícipes de una cultura. Conservamos nuestra cultura al hacer lo que hacemos a través de nuestra participación en la red de conversaciones que la constituye.


BIOLOGÍA DEL AMOR


En la interpretación de Maturana, los seres humanos somos seres biológicamente amorosos como un rasgo de nuestra historia evolutiva. El amor ha sido la emoción central conservada en la historia evolutiva que nos dio origen desde hace unos cinco a seis millones de años atrás.


Los niños –también los adultos- se enferman cuando se les priva del amor como la emoción fundamental en la cual transcurre su existencia relacional con otros y con ellos mismos. La carencia afectiva produce niños con trastornos conductuales (ansiedad, agresividad, falta de interés, desmotivación, inseguridad, tristeza, etc.).


El lenguaje, como rasgo cultural, junto con la amorosidad, como rasgo biológico, constituyen el núcleo del modo de vida conservado generación tras generación, que nos definió como seres humanos en nuestra historia evolutiva hace tres o más millones de años.


La biología del amor es la dinámica relacional que origina la calidad de lo humano en la historia de nuestro linaje.


Cuando hablamos implicamos, evocamos o connotamos la biología del amor.


El amor es una emoción, es un modo de vivir juntos, un tipo de conductas relacionales en los sistemas humanos. El amor se produce cuando en nuestra vida e interacción con otros, el otro, no importa quién o qué sea, surge como otro legítimo en coexistencia con nosotros. El amor (el amar) es la emoción que constituye y conserva la vida social.
El amor es el fundamento que torna posible lo que deseamos hacer.



Dr. ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA


DE LA BIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO A LOS FUNDAMENTOS OLVIDADOS DE LO HUMANO EN HUMBERTO MATURANA POR ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA D. Phil




1   Precisamente, por su carácter elemental y muy didáctico aquí me permito citar algunas tesis expuestas y divulgadas por el Prof. Dr. H. Maturana, en “Emociones y Lenguaje en Educación y Política”. En esta Bitácora para mis Cátedra de Epistemologia y Filosofía de la Ciencia (con mi particular interés en las conexiones con la Estética Contemporánea iré agregando Artículos y Textos de mi producción intelectual -que en su oportunidad he ido elaborando al hilo de las clases impartidas en estos últimos años en Universidades de Santiago y Valparaíso, así como en Congresos y Conferencias internacionales.
2    El pesimismo metafísico de Schopenhauer se fundan en su biografía y tiñen su filosofía. Toda gran filosofía no es sino las confesiones – conscientes o inadvertidas de su autor. Así como la afirmación de la Gran Salud, a través de la voluntad de poder propugnada por Nietzsche no es sino una 'formación reactiva' que se entiende desde su biografía, desde su condición de hombre que padeció el deterioro de su salud desde muy joven.
3   Material para el curso de Teoría de Sistemas. Extracto del texto Emociones y Lenguaje en Educación y Política. Dr. Humberto Maturana.

Dr. Adolfo Vásquez Rocca


BIOLOGÍA CULTURAL, CONTINGENCIA DEL LENGUAJE Y ONTOLOGÍA DEL EXPLICAR, DE NIETZSCHE A RORTY _ DR. ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA

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